jueves, 23 de junio de 2011

II Carrera Popular Umbría de Espuña

Me dice el Santica que tengo poco actualizado esto. Y es que sólo pongo cosas cuando pasan cosas. Y han pasado unas cuantas.

Como reza el título de la entrada, esto va de la carrera de la Umbría de Espuña, una bonita carrera para iniciarse en las carreras por montaña: dieciséis kilómetros de asfalto (unos cuatro) y pista de tierra con poco más de trescientos metros de desnivel positivo en una zona muy bonita de la sierra Espuña. Para los que ya estamos curtidos en esto nos resultó una carrera muy rápida -se ganó con poco más de una hora- pero para los que empiezan en esto de las cuestas les pareció bastante dura.


Pero todo empezó hace dos semanas. Quiero decir que hace dos semanas empezaron a pasar cosas que contar. Estando yo de guardia, con mis pesitas matutinas terminadas, estiraba para completar el entrenamiento. Me incorporé al terminar el último y sufrí una pequeña bajada de tensión que seguida de una pérdida de la verticalidad me llevaron a rematar de cabeza el suelo del gimnasio y a abrirme una brecha de unos cuatro centímetros sobre la ceja derecha.

Mi compañero Luis Hueva se llevó un pequeño susto y el resultado fue el que se ve en la foto. Esta es ya a los dos días del accidente, con la nariz un poquito hinchada, el ojito derecho un poco colorado por el derrame y una pinta de quinqui que cuando me vieran por la calle pensarían en salir corriendo.

Me trataron una pedaso de enfermera y doctora (digo lo de pedaso por el gran trabajo que hicieron, mal pensados) que me bajaron la inflamación y me pusieron unos puntitos internos para no dejar mucha señal y seguir luciendo mi ya no-tan-joven rostro casi inmaculado. Como daño colateral tengo que llevar gorra y crema solar del 50+ hasta diciembre si no quiero que se me quede una costura que ni John Galiano.

Claro, esta gente no sabe que yo soy deportista de élite (me parto el ojete) y me dicen que no sude hasta que me quiten los puntos, o sea, en ocho días y que por supuesto no haga deporte. ¡Qué putada! Me hago a la idea, me pierdo el Campeonato de España de CxM de Ribagorza, puteo al seleccionador y a mi entrenador y yo me subo por las paredes, nada que decir de cómo pongo a mi santa estando como un león encerrado.

Pues vamos a la semana de la carrera. Salgo el lunes a trotar 45 minutos y me pongo a 188 pulsaciones de máxima y a 178 de media. ¡Estoy muerto! Como si no hubiera entrenado en mi vida... menos mal que Ángel me ha regalado el Garmin Forerunner 610 (pedazo de regalo) y me puedo entretener con las funciones, los pitidos, los tembleques y todos los extras que trae este gran peluco. Cuando termino me dice que este entrenamiento que hace dos semanas sería a trote ligero supone para mi cuerpo el esfuerzo de una competición. Como diría Federico Trillo, manda cojones...

Toda la semana siguió igual, con algo de mejoría, todo hay que decirlo: cada día una competición según mi GPS. Así que nos plantamos Jesús Santa y yo en Casas Nuevas, Mula, con más miedo que vergüenza para hacer los 16km de marras de la carrera de la Umbría de Espuña. Había dos tácticas que podía seguir: salir como si no pasara nada, en plan campeón, a morir matando o reservar en un grupo más o menos en cabeza e intentar algo al final. Por supuesto elegí la táctica kamikaze.

Salí a fuerte, no a tope, y me puse segundo/tercero desde el principio. Nos fuimos tres para adelante y Jesús Molina, que me volvía a encontrar después de mucho tiempo en una carrera por montaña, nos guardaba las espaldas. ¡Con la de carreras que nos hemos jugado Jesús y yo y ahora tenemos que vivir de las rentas! En el km. 3 cojo la cabeza y tiro fuerte hasta el primer avituallamiento donde se me va un compañero de Mula, pero poco, y decido dejar que tire y aguantar detrás. Otro corredor de Albacete me sigue de cerca y detrás no se ve a nadie más. Subida larga pero toda por pista y muy corredora, un par de kilómetros de falsos llanos y subidas y sobre el km. 11 a bajar a saco. Bajo fatal, entre molestias del recto anterior del abdomen y falta de gasolina, y se me hace muy larga esta parte. El último kilómetro es cuesta arriba. El de Albacete se me escapó desde el principio de la bajada y Jesús me ve y empieza a gritarme que o aprieto o me pilla. Venga, vale, aprieto, que va en mis apellidos.

Al final tercero de la general y primero de mi categoría. Me siento como el Cid: me han atado muerto al caballo, me han sacado a asustar a los moros y he ganado la batalla después de muerto. Menos mal que se me ha olvidado la cinta del pulsómetro porque hoy la hubiese reventado.

Las fotos del podio las hizo Jesús Santa, que se portó como un campeón, lo que es, y terminó entre los veinte primeros. Gran rodaje para estar volviendo a empezar la temporada para preparar bien las carreras de final del verano y los raids, que algo tenemos que hacer este año ¿no?

Para terminar decir que la carrera es muy bonita, como decía al principio y que la organización, aunque muy austera, es más que eficiente y muy agradable. Carrera recomendable. Además, con tanto calor, este sitio está muy fresquito.



Nos vemos por el monte,
Carlos.