miércoles, 25 de junio de 2014

IV Carrera de Montaña Umbría de Sierra Espuña

...y he dicho bien, de montaña y no por montaña. Y ya sabéis la diferencia...

Es la tercera vez que me acerco por Casas Nueva, pedanía de Mula, en las faldas de la cara norte de Sierra Espuña, para correr esta carrera en un entorno precioso y con una temperatura espectacular para estar en Murcia a unos días de que empiece el verano...

Después de fallar los amigos y el tiempo en nuestra escapada a Pirineos para hacer por nuestra cuenta la Cavalls del Vent en menos de 24h para obtener tres puntos UTMB que a alguno le vendrían muy bien, se presenta el plan alternativo de ir a correr esta preciosa carrera que, con poco presupuesto pero con muchas ganas y ilusión, monta Cristobal y compañía del club Mula Sport siempre por estas fechas. Y allá que vamos según salimos de guardia con el tiempo justo...

Esta carrera en particular, con sus casi 16km de recorrido y poco más de trescientos metros de desnivel positivo, sin terreno realmente técnico, se presta mucho a iniciarse en las carreras por montaña y a que venga gente muy rápida de asfalto a pegarnos un apretón a los que hacemos monte. Y eso es lo que buscaba, que me apretaran las tuercas...
De salida siempre hay gente que anime las carreras (normalmente) y salen dos corredores, uno del Roller Master y otro del Runtriton, fuerte y ponen la carrera en fila desde el principio. No es que vayamos a ritmos voladores, pero para estar subiendo todo el rato, ir a 3'45'' me parece que es un ritmo más que decente. De hecho, esto supondría ir a bajar, probablemente, de 1h15' en una media llana.

En el kilómetro tres nos quedamos cuatro delante, y somos tres a los pocos metros porque el del Roller se queda y contamos con un corredor de Mula, a la postre el ganador. Como no se ponen de acuerdo, me pongo a tirar para que el ritmo sea vivo hasta que empecemos la parte de camino de tierra, donde se empina la cosa. Hemos venido a hacernos sangre, no a reservar.

Cuando empieza la subida me coloco a cola de los tres y empiezo, metro a metro, a perder terreno. Muy poco a poco, porque al final los veo entrar en meta a los dos a menos de doscientos metros. Pero sin hacer series hay ritmos que no puedo llevar... a partir del siete empiezan los descansillos en la carrera y a partir del diez empieza la bajada fuerte sólo interrumpida por un par de rampas suaves y la cuesta final de casi un kilómetro. Bajo saliendo los kilómetros a 3'30'', con sus cuestas arriba y todo, literalmente tirándome, pero no soy capaz de pillarlos. El objetivo es bajar el tiempo del año pasado...


Al final consigo hacer una hora y cuarenta y cuatro segundos. El primer año que corrí esta carrera dije que vendría a bajarla de una hora y todavía no lo he conseguido. Lo tengo pendiente. Ahora, el año que baje de la hora... gano casi seguro!!!


Al final tercero de la general. Al primero la dan trofeo a parte, un pedazo de trofeo de cerámica. Por eso en el podio aparezco segundo. Terminamos y sandía a manta. Encuentro a los amigos del club montañero de Mula con el grupo de Scout Balate (¡qué bien os lo montáis!) y me invitan a una cerveza (que me tomo) y a quedarme para el arroz que están empezando a hacer... pero no puedo.

Me comentó Cristobal que este año les ha costado mucho montar la carrera por el poco apoyo recibido del Ayuntamiento (por no decir directamente por las pegas que les pusieron). Desde aquí quiero darles mi apoyo porque lo hacen genial, porque hacen sencillo esto de montar una carrera en un sitio muy chulo al que da gusto ir por el trato y porque nos presenta una zona de Sierra Espuña tal vez menos conocida que otras pero igual de chula para correr, andar, hacer barrancos,...

También me comentó que van a cambiar la fecha a noviembre. Estad atentos, merece la pena.

Nos vemos por el monte,
Carlos.

miércoles, 11 de junio de 2014

Recapitulando otra vez - MiM 2014, CxM Castril, Pliego y Ulea

Como siempre, paso por aquí tarde. Alguno me dice que no cuento nada; a veces por pereza (ese gran pecado), a veces por falta de tiempo, a veces por falta de motivación.

Pero prometí hacer crónica de la primera carrera por montaña Quebrantamúsculos de Castril y voy a hacer algo parecido.

Como siempre, me voy a retrotraer un poco en el tiempo: en menos de dos meses he acumulado en mi mesa cuatro trofeos que tendré que colocar en una nueva estantería. Por orden de antigüedad, tercero de la general en la CxM de Ulea, una preciosa, no muy técnica y no muy dura carrera que discurre por unos parajes muy bonitos del valle de Ricote.

Allí me encontré con mi amigo Pedro Serna y disfruté de su compañía casi toda la carrera. El quedó segundo y yo tercero, pero no nos pudimos quedar a la entrega de premios por falta de tiempo. Por lo que sólo tengo fotos de nuestra ausencia en el podio.


Unas semanas después corría por segunda vez la MiM, la Maratón y Media de Castellón al Peña Golosa, en categoría minimalista. Este año el objetivo era hacer podio de nuevo y conseguir estar cerca de las seis horas treinta. Como muchos sabéis el podio lo conseguí, tercero de los minimalistas y 61º de la general, pero el tren de las seis horas treinta lo perdí en el km45 por mi mala cabeza a la hora de hidratarme. Empezaron los calambres y tuve suerte con poder terminar. Fue un verdadero infierno. Pero el ambiente y la satisfacción de llegar lo compensan todo. Es una carrera especial a la que cualquiera que compita en carreras por montaña estaría encantado de ir.

Terminé muy mal de piernas y pasé un par de semanas renqueando pero vi la carrera por montaña de Pliego, que es una zona de monte que me encanta, y me apunté. Carrera corta de 16km con 600m de desnivel positivo acumulado que intentaría hacer rápida para sacarme la carbonilla del motor. Se sale fuerte la carrera se corta rápido, en el kilómetro cuatro ya voy tercero con los dos primeros a la vista pero en lo que queda de carrera soy incapaz de pillarlos. Tercero finalmente de la general y primero de mi categoría.

Y una semana después, salimos el viernes Toño y yo para Granada a hacernos daño por la Montaña, con mayúsculas. Como dice él, aquí sólo tenemos monte, pero lo de Granada…

El viernes pasada la una de la tarde nos ponemos manos a la obra con la vereda de la Estrella, subida por los presidiarios, bajada el río Real, subida a cueva Secreta y vuelta al coche por la vereda de la estrella de nuevo. Espectacular para quien la conozca y para quien no. Con el deshielo la sierra está preciosa y disfrutamos como cochinos en una charca. 25km con 1000m d+, baño en el río Genil con el agua bien fresquita y nos pegamos una ensalada y un plato alpujarreño en el restaurante Maitena. De lujo, señores.


Al día siguiente, sábado, amanecemos en Prado Llano, desayunamos, nos vamos para el aparcamiento que hay justo antes de la barrera que impide la subida por el final de la carretera al Veleta y nos vamos de excursión: yo corriendo para el Veleta y Toño hasta donde llegue a hacer fotos, porque está cansado y le duelen un poquito los pies. Al día siguiente compito pero estas oportunidades no se pueden desaprovechar. Para arriba. 12km con 1100m d+. Bajamos y comemos en la estación de autobuses de Granada donde cojo el autobús para Baza donde me recogerá Luis con dos compañeros de bomberos de Cartagena para ir a Castril y correr allí la Quebrantamúsculos al día siguiente.

Recogemos dorsales y a tomar unas cervecitas. Decidimos cenar con la comida que llevamos y con lo que compramos en el super de Castril, y a las once estoy en coma en la cama. A las siete en pie, como una rosa pero con dudas sobre cómo me encontraré en la carrera. El plan es sencillo: salir a disfrutar. Y cómo disfruté…

Paco Martínez Sevilla y toda la organización de la carrera nos tenían preparado un recorrido muy entretenido por la sierra de Castril, con partes muy rápidas y corribles y otras muy técnicas donde si te encontrabas bien y eres de los que te gusta el monte podías sacar mucha ventaja a los de detrás y disfrutar mucho. El paisaje de esta sierra es un tesoro y merece la pena el viaje sólo por ver algunas de las zonas, con paisajes excepcionales, caídas de agua de cientos de metros, saltos por rocas y pasos por debajo de estas, subidas y bajadas de vértigo. Si a esto le unos el no preocuparte por la bebida y la comida porque te la pone la organización en sitios estratégicos (montaron dos avituallamientos montando las cosas en dos burros…) la cosa ya suave de escándalo.

En cuanto a la competición, la gente sale muy fuerte. Los de asfalto no tienen cabeza en el monte y tiran a degüello. Yo, despacito voy remontando y veo que no se me va la cabeza. En el primer avituallamiento quedamos ocho en cabeza juntos. Pronto se rompe la armonía en la primera bajada muy rápida. Paso segundo por el siguiente avituallamiento y en la siguiente cuesta nos quedamos ya solos tres delante que iremos gran parte de la carrera juntos. Hay zonas donde me veo fuerte para tirar pero como no sé hasta donde voy a llegar prefiero reservar y dejar hacer.

Sobre el km17 nos vamos dos para delante pero mi compañero, primero casi toda la carrera, va un poco 'cocido' por el calor que empieza a hacer y sólo va buscando el siguiente avituallamiento. Viendo que perdemos ritmo y que nos pillan por detrás, tiro en la última cuesta arriba intentando que se venga conmigo pero no puede. Bajo a muerte por la bajada más técnica del recorrido, cruzo el nacimiento del Malena y ya sólo quedan dos kilómetros para meta. Pensaba que podría terminar como había hecho la carrera, disfrutando, pero para quedar primero tuve que sufrir estos dos kilómetros lo indecible. Pero la victoria merecía ese último esfuerzo.

Luego ya se sabe, abrazos, felicitaciones, ducha fría, fotos con el ganador,…

Tras la paella (un par de platos) y unas cuantas cervezas después se produce la entrega de premios y de trofeo, y digo premios porque me llevo: fin de semana de actividades de aventura en el camping de Castril a cargo de EcoActiva, garrafa de aceite de oliva virgen extra de Castril e inscripción para la CxM La Sagra. Ahí es nada.




 Sólo me queda agradecer a todos vuestras felicitaciones (gracias, Pepe, siento no haberte reconocido entre tanta gente) y la ayuda de tanta gente para poder hacer tanta locura. Gracias a Toño y a Luis por este último viaje-aventura. Habrá más pero este ha sido muy especial.

En fin, hasta otra.

Nos vemos por el monte.


miércoles, 6 de noviembre de 2013

IV Yeti Trail y mini Yeti


El pasado sábado 3 de noviembre se celebraba la cuarta edición de la Yeti Trail, en sus dos modalidades a pie: una más larga de 44 km con 2650 de d+ y otra corta con 19'5km y unos 1000 de d+. La tercera carrera sería el domingo, en bici de montaña.

Y por cuarta edición me presentaba en la linea de salida. Hace dos años fue de escoba en la larga con el radio izquierdo roto, con mi hermano Adolfo. El resto ha sido para batirme el cobre en la corta. Me gusta esta carrera, no lo puedo negar, y esta distancia me permitía quitarle la carbonilla al motor que se va acumulando al hacer tantas carreras largas al tran-tran como la Sulayr o el rogaine de Hellín, una de seis horas y la otra de siete. Ya era hora de apretar.

A las diez y media en punto se da la salida desde El Berro, pueblo tranquilo durante todo el año pero que con esta carrera se llena y se desborda de atletas y espectadores. Salgo en cabeza porque me dice Christophe Roche, organizador y compañero de correrías, que hay que realizar la salida por un camino alternativo al bloquear una furgoneta la primera calle por donde se transita. Esto duraría poco.

Al pasar por delante de camping, llevábamos doscientos metros, me adelanta un chavalín de 22 años con camiseta azul de un equipo valenciano. Nada más ver cómo bajaba una cuesta de veinte metros, cómo se tiraba, me doy cuenta de que va a ser un hueso duro de roer. Poco después, en el barranco de las Brujas, veo que a no ser que se esté tirando un farol este chaval va a ganar. Sube fácil y bajar no baja, se tira. Hoy toca pelear por metas no tan altas.

Vamos subiendo, y llegamos al primer avituallamiento, única parada para mí de todo el viaje: lleno una botella de 1/3 de litro que llevaba y empiezo a subir el cortafuegos. Sólo te acuerdas de Santa Bárbara cuando truena, Carlos. ¡Menuda cuesta! Mira que la he subido veces pero todos los años lo mismo: dolor de gemelos y de espalda cuando estoy llegando arriba.

Pero, como si tienes paciencia todo termina, llegamos arriba, voy tercero porque un corredor del Club Montañero de Mula me adelanta aquí. Ya no pararía a andar nada más que en los tramos de trepa que hay que pasar para llegar al Morrón Chico. En el cruce que hay para dirigirse a este a la izquierda o al collado de la Mosca a la derecha mi compañero se despista y lo saco de su error con un grito. Vuelve a la senda y le dejo pasar delante, que es donde iba antes del despiste. Aunque la prueba estaba señalizada deliciosamente a veces te despistas y necesitas ayuda para volver al camino. Para eso estamos. 

Damos la vuelta a la caseta del Morrón y la bajada es mía. Primero terreno técnico hasta el collado Blanco pero sin mucho desnivel. Bien, a saco. Luego un tramo corto donde sufro por la falta de agarre de las zapatillas (necesito cambiar de neumáticos…). Pero cuando tocamos pista es cuando he pensado que me la tengo que jugar.

El chaval de Mula me dice que es ciclista de montaña y yo pienso que tendrá fuerza para subir y bajar pero que le faltará ritmo en la pista. Así que nada más tocar la pista de las paredes de Leiva me pongo a menos de 3'20'' el km y a ver qué pasa. Estas cosas son las que da la experiencia: pegar el hachazo para que piensen que no te pueden seguir. Me juego los pies, la salud y un pajarón, pero tiro a muerte y paso del último avituallamiento. Aunque llego a meta con el estómago pidiendo comida y bebida, consigo llegar segundo, con casi dos minutos de ventaja por detrás al tercero y casi quince al cuarto.

Llegada haciendo el avión…
El primero había llegado ¡nueve minutos antes que yo! Un chaval que corre orientación y quedó el segundo del mundo, si no me equivoco, hace un par de años en los JWOC. Vaya crack. Un Kilian de la vida.

Luego, ya se sabe: cervecita sin alcohol Erdinger, patatas fritas, revuelto, naranjas, plátanos, … saltándome la dieta paleo.

Entrega de trofeos:

Vaya unas zapas chulas que llevo

…y arroz con costillejas para terminar.

Bonita mañana de sábado para echar en el monte con la familia. Castillo hinchable y actividades varias para los críos a la vez que un pueblo muy acogedor para visitar.

Bueno, lo dicho, tengo las zapas que se están desintegrando y no tengo pelas para comprar otras… si alguien conoce a los de Merrel o a los de Vibran 5 Fingers que se lo comunique a ver si se puede hacer algo…

Nos vemos por el monte,
Carlos.

miércoles, 2 de octubre de 2013

Ultra Sierra Nevada - Sulayr 55

Hola a todos:

Ya sabéis, sólo paso por aquí cuando hay algo importante que contar, y esta vez lo hay.

Tras la MiM me pareció, a mi o a mi cabeza o mi cuerpo, que ya estaba bien de apretar y que mejor nos relajábamos un poco antes de seguir. Había previsto competir en algún raid nacional y en alguna carrerita más, pero por cabeza o cuerpo o porque fallaban los compañeros (que todo hay que decirlo) sólo corrí este verano en la Carrera de la Umbría de Sierra Espuña, en la que finalicé cuarto de la general y primero de Senior (claro, los tres primeros se llevaron la absoluta, el cuarto queda primero de su categoría seguro...). Sufrí más de la cuenta, sobre todo bajando, pero competí con las Vibram Five Fingers Spyridon porque me apetecía y todo el verano he estado entrenando con ellas buscando más las buenas sensaciones que me ofrecían que el poder bajar a saco.

Podio de Senior (foto Antonio Muñoz)

Detalle de las Spyridon verdes con las que hice la carrera (con mi GoPro3)


Para septiembre ya tenía las zapatillas, ambas Spyridon, con la suela lijada por lo que no podría competir con ellas. Realmente es difícil encontrarlas (las últimas me las proporcionó David Lampón desde su página 5dedos, por haber hecho podio en la MiM) por lo que me decanté por probar las nuevas Merrell Trail Globe 2. Soy muy pijito y me gusta probarlo todo, el que me conoce lo sabe.

Septiembre ha sido un mal menos. En el verano me he ido sobrecargando gluteos e isquitibiales poco a poco y por falta de tiempo y lejanía (y más cosas...) no he ido al físio ni una vez y todo lo que tenía que competir en septiembre (CxM de El Valle en Murcia, CxM La Sagra en Granada, Raid de Crevillente y Sulayr 55) se ha quedado en una subidita en La Sagra y vuelta al coche, mucho dolor en el fisio (bueno, son chicas, ya tu sabes mi amol) y mucho riesgo en el Ultra Trail de Sierra Nevada o Sulayr.

Pero la cuestión es que esta no me la quería perder. Sierra Nevada tiene una atracción especial para mi y como este año no podía repetir la integral de los tres miles, esta competición no se tenía que escapar... y no se escapó.

Allí que nos vamos a casa del Fran a dormir un poco y levantarlos a las 4.15 para tirar hacia Abrucena, pueblo almeriense a las faldas de la cara norte de Sierra Nevada porque ellos hacían las grande, la de 95km, y salían a las seis. Ellos son Fran, su mujer Marga y la hermana de Fran, María. Ellos sí que tienes arrestos y no yo. Yo salía a las nueve de la Ragua, así que me lo tomé con tranquilidad: leí un poco, comí un poco, me acosté un poco en el coche y a las 7.25 me monté en el autobús que nos dejaba en la Ragua para salir a las 9.07 a pistón para abajo los primeros seis kilómetros.

La información de carrera era para moquearse: recomendaban GPS y brújula y en la charla de antes de la carrera nos dicen que hay flechas cada, como mucho, ¡¡¡500 metros!!!, y que si llevamos un tiempo sin ver carteles que demos la vuelta porque nos habremos equivocado de senda. Por suerte mi Suunto Ambit2 es un buen bicho y llevaba el track cargado. Si nos desviábamos un poco me daba cuenta y rectificábamos bastante rápido.

Pues ahí estamos, bajando los primeros seis kilómetros, perdiéndonos cada dos por tres pero rectificando rápido porque estábamos en un barranco estrecho, un grupito de seis. Yo iba en cuarta posición, dejando hacer porque en esto de los ultras lo mejor es ahorrar siempre y no apretar de primeras. En cuanto encontramos la primera cuesta el grupo se reduce: primero somos tres y poco más adelante, dos. La cosa pinta bien. Voy reservando, fácil, disfrutando de un precioso día de monte, por encima de la niebla que llena el valle y por debajo de las nubes que nos quitan el sol. En la Ragua la temperatura era baja pero cuando estás en marcha se quita el frío y toca disfrutar del monte.

Yo esperaba que la cara sur de Sierra Nevada no tuviera la frondosidad de la cara norte, pero nada más lejos de la realidad. Un espectáculo de bosque, con zonas por las que apenas podemos pasar agachados, zarzas que nos quieren retener a nuestro pesar y agua por todas partes. Decido que la elección ha sido buena, que toca pensar en disfrutar y que más adelante pensaremos en ganar, si es que se puede, que esto es muy largo.

Primer avituallamiento, km. 10, solo agua. Perfecto, casi no paramos. Mi compañero de viaje, Manolo, alias el Jaba, no para ni a beber agua. Seguimos sin mucha historia: arriba, abajo, todo muy variado, mucha más senda de la que esperaba, mucho disfrute, y en el km. 17 llegamos a la primera cuesta dura donde nos quedamos definitivamente solos.

Segundo avituallamiento, ¿dónde está el segundo avituallamiento? Cuando llegamos al km. 20 la furgoneta acaba de llegar y no han montado nada. Menos mal que están para al menos tomar los dorsales. Pedimos agua para Manolo, cogemos un par de plátanos y a seguir que nos pillan. Por lo visto habíamos llegado 'demasiado pronto' y nos dicen que el tercer avituallamiento probablemente lo encontráramos también sin montar. Acertaron.

Lo montaron en el 27, pero después de llegar nosotros... se suponía que teníamos una mochila con ropa para cambiarnos además de comida y bebida, pero no encontré la mía porque estaba dentro del camión. No era cuestión de perder el tiempo por lo que salimos pitando para afrontar el kilómetro vertical que nos esperaba en los siguientes kilómetros. Cuando llevábamos corrido 500 metros oímos un grito que nos dice que ha encontrado la mochila... demasiado tarde para mi.

Y a subir se ha dicho. Salvo el primer tramo, la cuesta es bastate tendida, se deja correr, pero Manolo tenía otros planes. Sobre el km.35 me dice que va mal, que lleva las piernas cansadas, que no se encuentra bien y que tire. Le animo todo lo que puedo, le digo que nos quedan dos horas y que solos nos vamos a aburrir mucho... pero ni por esas. Me pongo a correr y pienso que es hora de pensar en ganar. Me concentro en subir bien, hidratarme, no pasarme con el ritmo, concienciarme de lo que me queda, disfrutar pero sin perder de vista la competición. Veo que el paisaje cambia, parece que se hace más feo, pero en ese momento, a 2000m de altura, miro a la derecha y ¡oh, cielos!, veo el mar, el cabo de Gata, la sierra de Gador. Simplemente espectacular. Así llego al km. 42 bastante fresco de cuerpo y cabeza, paso por el control/avituallamiento y me tiro cuesta abajo para afrontar los quince kilómetros más largos de mi vida.

El principio, bien: zona técnica, amena divertida, luego llanito pero por senda entre pinares, muy bonito, hasta que llego al último control/avituallamiento. Tomo algo, dos trozos de naranja y agua, y me noto bastante tocado, pero pregunto si realmente quedan cinco kilómetros, me dicen que sí y arranco para afrontarlos. Nada más lejos de la realidad. Los casi ocho kilómetros que me quedaban se hacen eternos, con una bajada muy tenue, por carril todo el rato, entre huertos y olivos, ya en zona poblada, hasta que llego al río del pueblo. 'Por fin', pienso, 'ya queda poco'. Además salgo del río en cuesta arriba, lo que ameniza el viaje, y enfilo la carretera de más o menos 1'5kms que me lleva al pueblo. '¡Que esté arriba la meta' y mi deseo se cumple.

Entrada en meta ganador de la Sulayr 55
Entro en el pueblo y nadie me espera. Los niños me saludan y yo los saludo a ellos. Veo mi coche, bendito cacharro, y sé que estoy a cien metros de la meta, me aplauden tímidamente alguno espectadores que esperan a sus familiares en la llegada. Y por fin meta. Estallo de alegría, GRITO de alegría, aunque también de desesperación: el final se ha hecho muy largo, no lo he disfrutado, y he mirado para atrás más que Fermín Cacho en la final del milqui de Barcelona'92. Pero no venía nadie.

Tengo tiempo ya de saborear mi primer puesto. Como he dicho y ya nos había pasado antes a Manolo y a mí, no me esperaban, llego 'muy pronto'. Me río: si algún día viene uno bueno esto lo baja de cinco horas y yo he hecho 5h45'. Pero bueno. Hoy he sido el mejor. Y me alegro. Me alegro mucho.

A los veinte minutos llega Manolo peleando por la segunda plaza. Le han dado caza pero aguanta como un jabato y llega segundo finalmente. También me alegro mucho. A él sí que lo esperaban y entra escoltado por un coche de la policía a todo trapo por mitad del pueblo. Me hubiese gustado...

Manolo, Carlos (yo), el alcalde de Abrucena (un tío genial) y Alejandro (murcianico)
Poco más que decir. Me duché con agua fría como a mí me gusta, me salté la paleodieta y comí pasta y nociva y cerveza y yo qué sé, todo lo que se me puso a tiro, y poco antes de las nueve de la noche nos dieron los trofeos.

Gracias a todos los que hacen posible que corra por el monte. Gracias, Carmela.

Nos vemos por el monte.

viernes, 17 de mayo de 2013

Mi MiM en categoría Pelegrins (63km/3045m d+) y algo más

Tras un par de meses sin ninguna entrada en el blog tengo muchas cosas que contar, pero voy a resumir bastante. Tenía pensado hacer una extensa entrada de la MiM, que era mi objetivo de la temporada y que, como comentaré más abajo, me salió, para mi, de sobresaliente. Pero creo que no voy a ser objetivo, va a ser una crónica muy emocional porque me emocionó mucho la carrera, la llegado y todo lo que me ha llevado a hacerla y todo lo que pasó después. Es algo que quiero guardar para mi. Cada uno es como es.

Llegada CxM Subida al Santuario
Primero, en marzo, estuve compitiendo en mi pueblo, Andújar, en la carrera por montaña que lleva desde la plaza del ayuntamiento hasta la calzada que sube a la ermita de la Virgen de la Cabeza. Unos 23kms con un nuevo recorrido más montañero y largo que en las ediciones anteriores y más de mi gusto. Me salió bien, aunque me falto gasolina al final. Pero verme los primeros kilómetros en cabeza otra vez y a ritmos muy exigentes me gustó y me animó para las siguientes competiciones y semanas de entrenamiento. Quedé segundo local pero como puse que vivo en Sangonera la Verde... pues como que no me consideraron local. Es lo que tiene.

Leyendo el primer mapa
Más tarde, en abril, Juan Pedro y yo nos presentamos en la línea de salida del MulaRaid, donde defendíamos el título conseguido sólo algunos meses antes, a finales de 2012.
 La salida se daba en Pliego y el raid se desarrollaba en dos etapas, sábado y domingo, la del sábado con dos secciones, primero en bici de montaña y luego con carrera a pie, durante once horas como máximo. El domingo teníamos cuatro horas y media de carrera que al final fueron tiempo de sobra para terminar la etapa con secciones de bici, patines (criminal, con adoquines, cuestas, escalones, la peor de mi vida y con lo mal que patino), carrera a pie por Pliego y alrededores.
 Muchos despistes pequeños en la orientación me llevaron a perder muchos puntos por no ticar balizas bastante obvias. Al final terminamos segundo, por detrás de los Malvariche, que no fallan. Como siempre, somos pollos sin cabeza, muy fuertes pero si no afinamos orientando no ganamos.
 De todas formas muy contentos por pasan un fin de semana estupendo con los amigos por el monte y con los organizadores, el Club montañero de Mula, que son después de tantos años colegas que nos hacen sufrir y gozar a partes iguales con los recorridos que preparan y con las espectaculares pruebas especiales.

En la meta con Diego, un crack
 Una semana después tenemos la carrera solidaria de bomberos, que no preparo, ya no puedo bajar volumen de cara a la MiM. Me apunto para apoyar a la organización que somos nosotros, los bomberos de Murcia, y para aportar mi granito de arena para la construcción de una escuela en Anantapur, India. En lo deportivo, corro con las Five Fingers Treksport, que llaman bastante la atención, y me encuentro bastante bien. Con lluvia constante, sale una media de 3'36'' el km en 6'5km con muchos giros y tramos de tierra donde nos hundíamos en algunos charcos hasta la rodilla. Termino quinto, justo detrás de Diego Javier, cuarto, que venía de ganar el día anterior en Triatlón de Fuente Álamo en categoría senior. Bicharraco.

 Y llegamos a la madre del cordero. La Marató y Mitja de Castellón a Peñagolosa. Llevaba mucho tiempo queriendo correr esta prueba, pero desde que el año pasado incluyeron la categoría minimalista la atracción era irresistible. Nunca había pasado de treinta kilómetros seguidos por monte, y lo máximo seguido en asfalto fue la maratón de Valencia hace unos años que me aburrió soberanamente (nada como el monte).

Mi herramienta de trabajo
En enero se abren las inscripciones y el primer día me inscribo, no vaya a ser que me quede sin plaza. 45€. Decir que con este dinero no se cubre ni un tercio de lo que ofrecen en la carrera. La organización es una pasada, desde la recogida de dorsales a la camiseta de finisher, pasando por los voluntarios, la organización, avituallamientos. Cada vez que llegaba a un punto de control me rellenaban los voluntarios los bidones de lo que yo quisiera. Eso es hacerle a uno sentirse élite y lo demás es tontería.

 El sábado a las seis de la mañana se da la salida a la carrera desde las pista de atletismo de la universidad Jaime I, por lo que el viernes hay que recoger los dorsales y quedarse a dormir por la zona. Yo lo hice en el hotel Bersoca de Benicassim porque tenían acuerdo con la carrera. Fijaos que detalles hasta en esto: nos pusieron el desayuno buffet libre desde las 3'30 a las 4'30 de la mañana. No me lo podía creer.

 Vamos a la salida, dejo la mochila que llevan a meta, control de zapatillas para los corredores minimalistas, y a ver al personal en la salida: todo el mundo echándose fotos con los dos corredores tarahumaras que vinieron a la prueba (Silvino, un grandísimo corredor, y José) y con SuperPaco, para el que no lo conozca un señor de 75 años que corre con pantalón de pinza, camisa, sombrero de paja y con una mochila con agua y el bocata de jamón. Mirad en youtube y alucinad como baja el tío. Los tres iban para la de 115km; toma ya. Y luego estaban toda la elite española de ultrafondo que quería ganar el primer campeonato de España en esta categoría de montaña: Ivan Ortiz, Remigio Queral, Miguel Mudarra, Juanjo Larrotcha, Carlos Marín, Sebas Sánchez, Juanan Ruiz, y en chicas Tere Nimes, Inma Tonda, Xari Adrián, Miriam Talens, y muchos más.

 Salida y a saco, primeros tres tramos más suaves: unos 34kms con 1100 metros de desnivel positivo. Controlando, tranquilo en subidas y bajadas, comiendo y bebiendo, pero también sudando mucho.

 La segunda parte es la dura. A partir de Les Useres empieza la auténtica montaña: 29kms con casi dos mil metros de positivo y llegando a pasos de más de 1500 metros de altura. Y hemos salido desde el nivel del mar... pero ya sabíamos a lo que veníamos. Mucha concentración, chequeando el cuerpo cada poco tiempo, comer, beber. Coloca el pie bien, no pares nunca, cuanta agua te queda, donde está el siguiente control, cuanto queda, qué ritmo llevo. Nos dicen que podemos bajar de siete horas. Ya me lo dijo Juanjo en Useres y en Xodos está claro que podemos. Hay que seguir sin que decaiga el ritmo.

 En principio, el planteamiento era terminar. En mi primera ultra era difícil conocer mi rendimiento: me lo planteo así: más de ocho horas, aprobado; entre siete y ocho, bien o notable; menos de siete horas, sobresaliente. Dependía de muchas cosas, pero en algún lado había que poner el límite.

 Cuando sólo me quedan 3'5kms de bajada y 22 minutos veo claramente que llego por debajo de siete horas. Pero entre el cansancio y que la bajada es bastante técnica y con varias rampas para arriba al final llego algo justo: 6h58'. Los últimos doscientos metros se me pone el pelo de punta, me emociono, no sé por qué. Llego y, no sé por qué, se me saltan las lágrimas. Es lo que hay.

 Trato en meta de lujo: comida a tutipleni, ducha calentita, masajes, caldo calentito. Y encima termino tercero en la categoría minimalista (correr con zapas de 0mm de drop y menos de 12mm de suela). ¿Cómo decirlo? Espectacular. En una carrera tan importante como esta subir al cajón es la leche. Pero sólo fue un añadido a un día de diez por la carrera, el ambiente y las sensaciones.

Podio de la MiM en categoría Pelegrins.
 Trofeo y unas Vibram Five Fingers modelo Spyridon de regalo. ¡Me encantas, chico!

 Gracias a todos: a mis amigos, con los que he entrenado y se han dejado machacar, a mi familia, que comprende mis locuras y me apoyan (y todavía me dicen campeón), y, por supuesto, a mis hijas y mi mujer que tienen que aguantar mis ausencias y mis cansancios. Gracias.

 Nos vemos por el monte,
Carlos.

P.D.: las aclaraciones, en persona. Besos y abrazos.

lunes, 25 de febrero de 2013

IV Subida al Portazgo

Me parece a mi que no nos damos cuenta de lo viejos que nos hacemos hasta que nos llevamos un palo de estos.

Hace dos años, en este mismo circuito y, eso sí, sufriendo como un perro marqué siete minutos menos que ayer, 24 de febrero, en la carrera por montaña del Portazgo. Además, quedé el quinto, no sé si segundo o tercero de mi categoría, en fin, lo normal hasta esa fecha, a lo que estaba (mal) acostumbrado.

Yo fui, al menos en Murcia, de los componentes de la segunda oleada de aficionados a las carreras por montaña. Me explico: cuando yo llegué ya había gente que practicaba este deporte desde sus inicios y en el que yo caí de rebote cuando me aparté un poco del triatlón. Fue llegar y besar el santo: cuarto en Calasparra, tercero en la Al-Mudayna (disputando con Jesús Molina y Paco López Granero), quinto en Ricote, segundo en la liga regional,.... en fin, yo no estaba acostumbrado al podium pero se le coge el gusto pronto.

Esa segunda oleada apartó o le puso la cosa difícil a la gente que llevaba ya tiempo: Charlie Arribas, Juan Pedro Gálvez, Meroño, Antonio Alcaraz y otros. Seguro que me equivoco y no incluyo algunos nombres pero me arriesgo. Entonces empezamos a estar por delante Roche, Juanlu, Javi Salar, Jesús Molina y yo mismo y siempre nos veíamos en la carrera al principio, en medio y al final.

La tercera oleada, como yo la llamo, se ha hecho esperar pero ha llegado con fuerza. Hace dos ediciones no reparé en un chaval de La Unión que quedó por detrás de mi unos cinco minutos y que no vi en toda la carrera: Fran Díaz Pozo. Pues bien, ahora es el estandarte de toda esta generación que nos está desplazando a los viejos. Alguno aguanta, como Javi Salar, pero los demás...



Después de tanta introducción, la carrera: después de tres semanas de la celebración del asalto al Buitre y con mucho volumen de monte, me presentaba con ganas de hacer algo bueno en Cieza. Pero nada más salir me doy cuenta de que no tengo gasolina, las piernas van vacías.

Foto de las Inov-8 235 tomada por Javi con una GoPro enterrada

La primera subida la recordaba fuerte pero llevadera, corta; hace dos años la hice con Juanjo Larrotcha (que este año no corría) y la subí con un punto de margen. Este año me he dado cuenta de lo exigente que es, con bastantes puntos de trepa. Y la bajada... sólo decir que dos de los que iban delante terminaron en el ambulancia, uno con un hombro fuera y otro con una brecha en el tibial anterior derecho (me paré con él para socorrerlo hasta que llegó uno de la organización) y al que luego me dijeron que le tuvieron que dar ¡Ocho! puntos.

Otra gran foto de Javi Martínez

Luego voy cogiendo gente en la subida larga hasta que paso sobre el 12 por el pico del Portazgo, pero con muchos detrás pegados, y empezamos a bajar. Toda la primera parte la hice tirando de agua en los avituallamientos con mis geles y en el quince cometo el error de beber isotópica de la organización sin nada más. Me empieza a doler el estómago y a partir del kilómetro 20 me quedo pajarito. Unido a la falta de fuerza en las bajadas técnicas hace que pierda plazas y tiempo. Al final llego en el puesto 18 con un tiempo de 2h25'. Peor de lo que esperaba, peor que hace dos años.

Me hace plantearme qué hacer: lo comenté con Jesús Molina ¿entrenamos más para luchar o nos dejamos ya? No os tengo que decir lo que me respondió ¿verdad? Los viejos rockeros nunca mueren.

Nos vemos por el monte,
Carlos.

domingo, 17 de febrero de 2013

CxM I Asalto al Buitre de Moratalla y más cosas

Como siempre, llego con un poco de retraso.

La carrera del Buitre en Moratalla se celebró hace ya dos semanas, pero bueno, el que lea esto ya está acostumbrado a noticias poco novedosas.


Ahí estaba, en segunda línea de salida, hablando con el churu. Las máquinas delante, menos Paco Díaz Pozo que estaba justo junto a mí y que al final ganó, creo que con comodidad, la carrera.

Poca historia tuvo la prueba: yo venía de dos lesiones en diciembre, una en el pie y una caída en bici que me dejó las costillas tocadas, por lo que poco tenía que hacer. Salí con Juan Pedro pero a los cuatro kilómetros (de 22,5km y 1000m de d+) me dice que él ya ha terminado su carrera, que tire. Bueno, pues a mi ritmo. Son 13km de subida, la mayoría por pista y sólo realmente duros los últimos 500m. Me va alcanzando gente pero llego arriba el séptimo con todos a la vista excepto los tres primeros. Para arriba me había encontrado mal pero para abajo la cosa empeora: entre el estómago que quiere darse la vuelta como un calcetín y deshacerse de su contenido, y las piernas que me fallan por el duro masaje del jueves anterior, tengo que arrastrarme hasta meta.

Finalmente llego en dos horas y un minuto el decimocuarto. Podría haber ido mejor pero también peor. La verdad es que en esta carrera he vivido de las rentas porque no estaba ni de lejos para hacer tantos kilómetros. Pero, como dice el refrán 'el que tuvo retuvo y para la vejez (ahora...) mantuvo'.

Una foto chula de Javi:


Corrí con las NB 1010 para intentar bajar mejor, pero ni por esas. Menuda flojera de patas tenía...

El sábado siguiente, el día 9 de febrero, nos fuimos toda la familia por la mañana a Lorca para hacer una orientación en la categoría Open Amarillo, la más sencilla, la de iniciación para los niños. Adah estaba muy contenta, con ganas de correr, y allí que fuimos, yo con Flor en la mochila, corriendo los cuatro de baliza en baliza. Le dejé una pinza y una brújula y disfrutó como lo que es, una enana.

Además, como se empeñó en correr y la orientación en esta categoría es muy fácil, quedamos los segundos, por lo que doble alegría.

Y para terminar una última nota. Como algunos sabéis llevo tiempo corriendo minimalista/barefoot o descalzo, cada uno como quiera llamarlo. De hecho, el 22 de febrero hace un año de mi primer estreno con las NB MT10, que aún siendo de transición me hicieron entrar en esta forma tan gratificante de correr. Pues bien: después de haber probado muchíiiiiiisimas zapatillas (mi mujer puede dar fe de como tengo la casa de cajas de zapatillas) ya he encontrado las que mejor me van: está claro que para sensaciones y para correr ligero y con los mínimo las que más me gustan son las Merrell Trail Globe. Ahora bien, en descensos pronunciados te juegas una lesión de pie si bajas a muerte, como me gusta y como me ha pasado. El viernes recogí las Inov-8 235 (que en mi número pesan 300grs). Son más pesadas, las sensaciones del terreno las recibes más atenuadas, pero en cuanto agarre, excepcional; para bajadas tienen las suficiente suela como para bajar a muerte; y siguen siendo de 0 drop!!! Sólo me queda probar las Inov-8 150, pero me temo que no protegerán tanto en las bajadas.

Y poco más. El domingo 23, si no pasa nada, correré en Cieza. Entrenando estoy, por lo que espero que salga medio bien. No me he podido inscribir en las fortalezas por lo que probablemente intentaré correr en Alcudia de Veo con mi amigo Toño de pareja una maratón. Siempre preparando el objetivo de la temporada, la MiM Castellón-Peña Golosa en barefoot. Seguiremos informando.

Nos vemos por el monte,
Carlos.

Foto de Antonio Muñoz Ibáñez