miércoles, 6 de noviembre de 2013

IV Yeti Trail y mini Yeti


El pasado sábado 3 de noviembre se celebraba la cuarta edición de la Yeti Trail, en sus dos modalidades a pie: una más larga de 44 km con 2650 de d+ y otra corta con 19'5km y unos 1000 de d+. La tercera carrera sería el domingo, en bici de montaña.

Y por cuarta edición me presentaba en la linea de salida. Hace dos años fue de escoba en la larga con el radio izquierdo roto, con mi hermano Adolfo. El resto ha sido para batirme el cobre en la corta. Me gusta esta carrera, no lo puedo negar, y esta distancia me permitía quitarle la carbonilla al motor que se va acumulando al hacer tantas carreras largas al tran-tran como la Sulayr o el rogaine de Hellín, una de seis horas y la otra de siete. Ya era hora de apretar.

A las diez y media en punto se da la salida desde El Berro, pueblo tranquilo durante todo el año pero que con esta carrera se llena y se desborda de atletas y espectadores. Salgo en cabeza porque me dice Christophe Roche, organizador y compañero de correrías, que hay que realizar la salida por un camino alternativo al bloquear una furgoneta la primera calle por donde se transita. Esto duraría poco.

Al pasar por delante de camping, llevábamos doscientos metros, me adelanta un chavalín de 22 años con camiseta azul de un equipo valenciano. Nada más ver cómo bajaba una cuesta de veinte metros, cómo se tiraba, me doy cuenta de que va a ser un hueso duro de roer. Poco después, en el barranco de las Brujas, veo que a no ser que se esté tirando un farol este chaval va a ganar. Sube fácil y bajar no baja, se tira. Hoy toca pelear por metas no tan altas.

Vamos subiendo, y llegamos al primer avituallamiento, única parada para mí de todo el viaje: lleno una botella de 1/3 de litro que llevaba y empiezo a subir el cortafuegos. Sólo te acuerdas de Santa Bárbara cuando truena, Carlos. ¡Menuda cuesta! Mira que la he subido veces pero todos los años lo mismo: dolor de gemelos y de espalda cuando estoy llegando arriba.

Pero, como si tienes paciencia todo termina, llegamos arriba, voy tercero porque un corredor del Club Montañero de Mula me adelanta aquí. Ya no pararía a andar nada más que en los tramos de trepa que hay que pasar para llegar al Morrón Chico. En el cruce que hay para dirigirse a este a la izquierda o al collado de la Mosca a la derecha mi compañero se despista y lo saco de su error con un grito. Vuelve a la senda y le dejo pasar delante, que es donde iba antes del despiste. Aunque la prueba estaba señalizada deliciosamente a veces te despistas y necesitas ayuda para volver al camino. Para eso estamos. 

Damos la vuelta a la caseta del Morrón y la bajada es mía. Primero terreno técnico hasta el collado Blanco pero sin mucho desnivel. Bien, a saco. Luego un tramo corto donde sufro por la falta de agarre de las zapatillas (necesito cambiar de neumáticos…). Pero cuando tocamos pista es cuando he pensado que me la tengo que jugar.

El chaval de Mula me dice que es ciclista de montaña y yo pienso que tendrá fuerza para subir y bajar pero que le faltará ritmo en la pista. Así que nada más tocar la pista de las paredes de Leiva me pongo a menos de 3'20'' el km y a ver qué pasa. Estas cosas son las que da la experiencia: pegar el hachazo para que piensen que no te pueden seguir. Me juego los pies, la salud y un pajarón, pero tiro a muerte y paso del último avituallamiento. Aunque llego a meta con el estómago pidiendo comida y bebida, consigo llegar segundo, con casi dos minutos de ventaja por detrás al tercero y casi quince al cuarto.

Llegada haciendo el avión…
El primero había llegado ¡nueve minutos antes que yo! Un chaval que corre orientación y quedó el segundo del mundo, si no me equivoco, hace un par de años en los JWOC. Vaya crack. Un Kilian de la vida.

Luego, ya se sabe: cervecita sin alcohol Erdinger, patatas fritas, revuelto, naranjas, plátanos, … saltándome la dieta paleo.

Entrega de trofeos:

Vaya unas zapas chulas que llevo

…y arroz con costillejas para terminar.

Bonita mañana de sábado para echar en el monte con la familia. Castillo hinchable y actividades varias para los críos a la vez que un pueblo muy acogedor para visitar.

Bueno, lo dicho, tengo las zapas que se están desintegrando y no tengo pelas para comprar otras… si alguien conoce a los de Merrel o a los de Vibran 5 Fingers que se lo comunique a ver si se puede hacer algo…

Nos vemos por el monte,
Carlos.

3 comentarios:

Dani dijo...

No me pongo a 3:20 ni en las series. Enhorabuena, si encuentras quien de zapatillas acuerdate de mi

Pepe dijo...

Guardo la foto contigo de la primera miniyeti como oro en paño,enhorabuena makinaka!!!

Jose A dijo...

Hace un par de semanas intentamos bajar tu marca... no pudimos...
estamos echos una nenazas... o tu estas muy fuerte...???
suerte en el valle ;-)